A pesar de que Fausto lloraba, Jacinta estaba feliz. Caminando despacio por la cesarea, entró orgullosa a su casa con su hijo recién nacido en brazos. Su pareja cargaba el bolso que habían llevado para el parto. Los platos y tazas del último desayuno de dos, estaban aún sucios en la pileta, sonrió recordando cómo salieron corriendo sin tiempo para ordenar nada. Su cuarto también era un caos. ⠀
“Buenos ya lo arreglaremos” pensó mientras se sentaba para darle el pecho a un cada vez más enojado Fausto. No le resultó tan fácil como en la clínica, su hijo se prendía distinto y la lastimaba. ⠀
Escuchó el ruido de la panza de su hijo y notó como se manchaba la ropa, “le habré puesto mal el pañal? se preguntó mientras Fausto volvía a llorar. Se sintió dolorida, cansada, frustrada, sentada en un cama revuelta con su hijo sucio y llorando. “Y ahora, que hago?” pensó desesperada…⠀
Tranquila, si ya fuiste mamá, esto te pasó mil veces y si no lo fuiste aún, te va a pasar. ⠀
Un hijo viene con un pan bajo el brazo, pero también con mil obligaciones nuevas y sin manual de instrucción . Relájate, es así. Con matices, con días, con altibajos, una caja de Pandora del aprendizaje. Pero lo bueno es que todos los días, damos un paso más hacia el entendimiento.
Algunos tips?⠀
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1) Tené paciencia, nada es inmediato. Así como el embarazo tuvo sus tiempos, el volver a casa también. ⠀
2) Empatía para hacer de manera respetuosa lo que nuestro bebé necesita. Entender cuando quiere comer o estar a upa. Si lo mirás con atención, lo aprendés al toque.⠀
3)Tranquilidad. Nada de lo que hagamos, va a lastimarlo. Nada. Así que confía en tus criterios.⠀
Vamos a fracasar, llorar, reír y aprender, pero fundamentalmente vamos a ser felices viendo crecer a la persona que más amamos y amaremos en nuestras vidas.❤️