A los 7 años dije que quería ser pediatra. Situaciones de mi infancia marcaron mi vocación y tengo el recuerdo de sentir la necesidad de curar a otros niños.
Ese sueño se concretó hace casi 30 años. Hice mi residencia en la Casa Cuna donde fui Jefe de Residentes. Seguí perfeccionándome e hice una post básica en hematología (donde también fui jefe de residentes) y otra post básica en cuidados paliativos.
Utilizando lo aprendido en todos esos años de formación, lideré durante casi 10 años la unidad de trasplante de médula ósea pediátrica del Instituto de diagnóstico y tratamiento, lugar donde actualmente sigo desarrollando mi actividad como Jefe de Internación pediátrica.
En esa época, mientras usábamos células madre para trasplante, veíamos como algunos genios rompían paradigmas y utilizaban este material para enfermedades no hematológicas. Toda esa información sumada a mis propias experiencias, me hicieron apostar a la idea de que las células madre iban a ser revolucionarias en el tratamiento de distintas enfermedades, entonces surgió CrioCenter, Banco de Células Madre del cual soy Director Médico.
Sin embargo el paso más importante en mi formación profesional y humana lo di hace 20 años cuando forme una familia. Aprendí y sigo aprendiendo de mi pareja y de mis hijos. Me transformé en un mejor profesional, descubriendo muchas de mis falencias y con ese empuje hice un post grado en Coaching en la Universidad de Salvador que me permitió adquirir algunas herramientas que hoy me ayudan en mi trabajo y en mi vida diaria.