El extremo izquierdo agota sus posibilidades de volver a los terrenos de juego por sus problemas en la rodilla derecha
Aitor Seguín, una de las promesas de Lezama de los últimos años, se sumerge en su última oportunidad. Tras un par de semanas de desconexión con la familia en el corazón de Galicia, se ejercita todos los días en el gimnasio de Lezama para no perder la forma. Le han inyectado células madre en su rodilla derecha para agotar sus posibilidades de volver a los terrenos de juego y poner punto final a tres años de auténtico calvario por culpa de una rotura de ligamentos cruzados que le impide despegar.
Bajo la supervisión del doctor Mikel Sánchez y con el Athletic echando un cable con todas sus condiciones al alcance, el extremo izquierdo eibartarra, que sigue perteneciendo al Bilbao Athletic aunque ahora sin ficha, apura sus opciones. El método de las células madre se basa en regenerar o reparar tejidos, que tiene un plazo de tres a seis meses para cotejar su efecto sobre Seguín, que ha aparcado la posibilidad de reclamar una invalidez para quemar todas las naves esta temporada con este pionero tratamiento en una lesión de ligamentos como la suya. Para el mes de enero espera saber si puede correr, girarse y jugar sin molestias pegado a la línea de cal para poder ser cedido, si todo va bien, a algún equipo.
Seguín (27-2-95) ha particitado en las últimas tres temporadas en apenas doce partidos, con una sola titularidad ante la UD Logroñés en Lezama con Gaizka Garitano en el banquillo. Las dichosas lesiones por las roturas de ligamentos, las consiguientes recaídas, las complicaciones constantes, han cercenado la más que prometedora carrera del extremo zurdo del filial rojiblanco. El eibartarra sigue insistiendo para agotar todos los resortes médicos que existen. Ha madurado como persona a marchas agigantadas y sigue trabajado en silencio, sin los focos, en silencio con los fisios del Athletic. Estos días va a probarse con trote en los exteriores de Lezama. Un Seguín al que se le consideran condiciones técnicas mejores incluso que las de Iñigo Córdoba, enmarcado en una generación potente del 95 junto a los Remiro, Yeray, Undabarrena, Unai López o Gorka Santamaría.
Seguín tuvo que volver a parar en talleres hace dos campañas. Las secuelas de la intervención a la que fue sometido para reparar la rotura de cruzado de la rodilla derecha que sufrió en abril de 2016 no han desaparecido. Aquella campaña había jugado en Segunda, a las órdenes de Ziganda, 28 partidos, con 3 goles. El extremo zurdo del Bilbao Athletic reaparecía en enero de 2017, nueve meses después, ante el Barakaldo en Lasesarre. El Athletic le renovaba su contrato en junio de 2018, por un año más, con una nueva visita al quirófano. El curso pasado trabajó junto a Sancet y Baqué en el gimnasio, ambos felizmente recuperados de sus respectivas roturas de ligamentos cruzados desde el tramo final del pasado curso con seis y siete meses en el dique seco. Sin embargo, él, cuando forzaba una semana con más carga de trabajo, acababa cojeando y encendiendo todas la alarmas. Ahora, esquivando de nuevo una intervención, y de la mano del club rojiblanco, Seguín fía su suerte a las células madre, que se ha utilizado más enfocado a mitigar enfermedades y tumores, para volver a vestirse de corto.